lunes, 8 de octubre de 2012

PROMESA

PROMESA




PROMESA

Muchas veces nos preguntamos estudiando los actos de otras personas, y raramente los nuestros, por qué amamos a una nación, a un credo o ideología fiferente, a una bandera, a una mujer o a un hombre. Queremos analizar, sin encontrar respuesta, el inicio de la incacidad cerebral para que un nacionalista en nombre de una nación, de su supuesta libertad y supuesto derecho, de un enano ideal, apriete el gatillo de su arma y rompa la felicidad y el sosiego de una familia. Muchas veces es dificil querer y creer en el ser humano: capaz de matar a su compañera, capaz de aterrorizar en el nombre de un Dios, capaz de robar los sueños y la sonrisa de otro semejante... Yo no soy así.

Creo que todo tiene un principio y un final: Alfa y Omega. Cada palabra amable de una madre, el consejo de un padre, los besos de hermanos y amores, el respeto a los demás, el esfuerzo propio, el ideal de ser mejor... No me he arrepentido de ser lo que soy, mis manos no han robado propiedades ajenas ni vidas de mis semejantes, mis labios si alguna vez han insultado, no ha enegrecido mi conducta, y la exclusión y el odio, no han creado ni una simple huella negra en mi corazón... Soy lo que he sido:

PROMETO amar a Dios y levantar sobre este amor todos mis pensamientos y acciones. Servir a mi Patria y procurar la unidad entre sus tierras y entre sus hombres. Hacer de mi vida, con alegría y humildad, un acto permanente de servicio. Sentir la responsabilidad de ser español dentro de la necesaria comunidad de los pueblos. Recordar que el estudio y el trabajo constituyen mi aportación personal a la empresa común. Vivir en hermandad con mis camaradas y ser sobrio en el uso de mis derechos y generoso en el cumplimiento de mis deberes. Defender la justicia y luchar por imponerla aunque su triunfo signifique mayor sacrificio para mí. Afirmar la libertad en cada hombre, sometiendo la mía al imperio de la norma justa y al respeto a mis superiores. Mantener dignamente mi condición de joven y aceptar con gratitud la enseñanza de los mayores. Honrar con la lealtad de mi conducta la memoria de todos los que ofrecieron su vida por una España mejor. Perseverar y conservar frescas en la memoria cada mañana las anteriores afirmaciones, para sentirme activo en el seno de la Organización Juvenil Española... Y años después, fuera de ella, que cuantos me conozcan vean en mí una persona amable, solidaria, honesta, justa y educada: las mejores virtudes de un ser humano, que quiere vivir en armonia con sus semejantes.   Un cordial saludo a los lectores.  

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